viernes, 15 de julio de 2016

Este cuerpo no me pertenece...

Muchas son las personas que viven en incomodidad con su género

     Hay quienes desde niños insisten en que su género no coincide con su cuerpo y apariencia. Comienzan entonces los conflictos de identidad sexual en la infancia que suelen prolongarse hasta la adolescencia o adultez. Pero, ¿qué pasa cuando un niño advierte que está atrapado en el cuerpo de una niña o viceversa, y desea vivir con su verdadera identidad de género?

     Se estima que 1 de cada mil personas en el mundo, tiene un trastorno de identidad de género, es decir, nació sintiendo que su ser no corresponde a su cuerpo, lo que a menudo se confunde con la orientación sexual, pero cabe aclarar las diferencias entre estos conceptos:
  • Identidad de género es la sensación interna que tiene una persona de saberse hombre o mujer. La forma en que elige comunicar esta identidad a otros, ya sea a través de su vestimenta o formas de actuar, representan su expresión de género.
  • Orientación sexual describe hacia quién se siente atraída una persona sexualmente (por ejemplo, la homosexualidad: atracción de un hombre o una mujer hacia personas de su mismo sexo).
     Ser transgénero no tiene que ver con intersexualidad (conocida comúnmente como hermafroditismo, en el que existen alteraciones cromosómicas por las que no es posible determinar claramente el sexo de una persona). Tampoco implica ninguna forma específica de orientación; las personas transgénero pueden identificarse como heterosexuales, homosexuales, bisexuales o asexuales. El término transgénero solamente se refiere a personas que se sienten incómodas con su sexo de nacimiento.

Disforia de género

     Según un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, 1 de cada 15 mil niños es transgénero. A partir de los 3 años de edad, los pequeños comienzan a desarrollar su identidad y mostrar señales de persistente identificación con el sexo opuesto (disforia de género):
  • Inconformidad con su género. Uno de los signos más frecuentes de este rechazo es cuando el niño asegura que es niña o viceversa. Niños transgénero suelen repudiar sus genitales y desear que desaparezcan. Las niñas trans también reniegan de sus órganos sexuales, no quieren que sus senos crezcan ni tener menstruación, anhelan tener pene y se niegan a orinar sentadas.
  • Ropa, lecturas, juegos y juguetes distintos. Aunque ocasionalmente los niños quieran vestirse diferente o se aburran de jugar con los mismos objetos, en el caso de los niños transgénero se trata de conductas repetitivas en las que optan por vestir o jugar con objetos propios del sexo contrario.
  • Autoaislamiento. El niño con trastorno de identidad de género suele sentirse incómodo en grandes grupos, sobre todo con gente de su propio sexo (prefiere reunirse con amigos del género con el que está más identificado), por lo que pasa más tiempo solo.
  • Pláticas de género. Los niños con disforia de género suelen sorprender a sus padres con pláticas relacionadas a su género que comúnmente un niño de su edad no tendría, y realizan preguntas como “¿soy niño gay?”.
Estas actitudes pueden ser parte del crecimiento y ser superadas con el tiempo o inclinarse a la homosexualidad.

Apoyo en la transición 
     La Asociación Estadounidense de Psicología advierte que no es útil obligar a los niños transgénero a actuar acorde a su sexo biológico, pues pueden caer en depresión, problemas de conducta y suicidio.Los padres tampoco deben sentir culpa o responsabilidad sobre la naturaleza de sus hijos, pues no existe evidencia científica que confirme que la paternidad contribuya a que un niño sea transgénero.

     Para los transgénero, el apoyo de sus seres queridos, principalmente de sus padres, resulta fundamental, por lo que éstos deben ser cariñosos y comprensivos al momento en que hijos o hijas decidan revelar su orientación sexual o su identidad de género. Un paso de esta magnitud requiere valor, pero es señal de que la autoaceptación ha comenzado y quieren tener una relación honesta y abierta con su gente cercana.

     Escucharlos, darles la oportunidad de desahogarse, no juzgarlos y expresarles cariño son las formas de demostrar a los hijos que están seguros y que se les ama por sobre todas las cosas. Es normal que en los padres surjan sentimientos confusos o negativos respecto a la condición de sus hijos, pero es mejor no expresarlos hasta haberse detenido a analizarlos a solas. Resulta útil platicar con familiares y amigos de otros trans.

     Posteriormente encontrarán la forma respetuosa y amorosa de ayudarlos ante los desafíos personales y familiares que se avecinan. Entre otras cosas, pueden acordar que no “revelarán” o hablarán sobre su identidad de género sin previo permiso ante desconocidos y que dejarán que ellos decidan cuándo, dónde, cómo y ante quién lo platican.

     Los niños transgénero no tienen desorden físico ni malformación en sus órganos sexuales. Sólo experimentan una desconexión entre su sexo biológico y su género, el cual incluye conductas, roles y actividades. Sin embargo, siguen siendo niños y, como tales, requieren cuidados, comprensión y mucho amor de parte de las personas que los rodean.

Nuestro primer Post, esperamos conseguir muchos lectores a quienes les guste lo que publicaremos de ahora en adelante!


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